7/04/2009

Hay veces que...

Que complejo son los problemas ¿no? ¡Cuantas vueltas le damos! Cómo nos bloquea la mente, nos desconcentra de nuestras tareas diarias, no nos deja dormir. Lo analizamos por activa y por pasiva, de derecha al revés, de tantas formas que no es posible verle o encontrarle solución alguna. Y es que a veces somos nosotros quienes nos obcecamos con ello que somos quienes lo agrandamos o lo empequeñecemos. Desde dentro las cosas tienen un cariz diferente a lo visto desde fuera, pero hay veces que pensamos tanto que complicamos las cosas, por ello aquí os dejo un cuento zen que probablemente nos ayudara a tener una visión diferente de los problemas para poder resolverlos.

"Erase una vez un emperador que quería escoger como primer ministro al más sabio, al más avisado de sus súbditos. Tras una serie de pruebas difíciles, sólo quedaron en liza tres competidores:
“He aquí el último obstáculo, el último reto –les dijo-. Estaréis encerrados en una habitación. La puerta estará provista de una cerradura complicada y sólida. El primero que consiga salir será el elegido”.
Dos de los postulantes, que eran muy sabios, se sumergieron inmediatamente en arduos cálculos. Alineaban columnas de cifras, trazaban esquemas embrollados, diagramas herméticos. De vez en cuando se levantaban, examinaban la cerradura con aire pensativo y volvían a sus trabajos con un suspiro.
El tercero, sentado en una silla, no hacia nada. Meditaba. De repente, se levantó, fue hacia la puerta y giró la manilla: la puerta se abrió y él salió".

5 comentarios:

T.M. dijo...

Hola Miguel. En la mayoría de los casos así es la vida, más sencilla de lo que parece. Pero a algunos nos gusta darle más y más vueltas.
Saludos.

Clara dijo...

Hola Miguel,

Qué cierto es! Por qué empeñarnos en hacer las cosas tan difíciles... y cuanto más vueltas le damos a los problemas... más grandes los hacemos.

Un besito y feliz semana!

Víctor dijo...

Tienes razón, Miguel, con ese cuento zen. A veces lo más efectivo es lo más fácil, aunque nos empeñemos en buscarle los tres (mejor cinco, ¿no?) pies al gato.

Saludos lelos!!!

Clara dijo...

Hola Miguel,

Solo pasaba por aquí para desearte un feliz fin de semana. Espero que te encuentres mejor!

Yo también echo de menos tus microrrelatos.

Un besito,

BLAS dijo...

Un saludo.
Me han encantado tu blog.
Sigue escribiendo.Es ideal.

www.blasismos.blogspot.com