3/04/2010

Cultura social -1ª parte-


Manolo, esto que me has hecho no te lo perdonaré nunca. Jamás has tenido clase alguna, ni siquiera para irte de esta vida. Siempre has sido igual para todo, Manolo.

Estaba en la peluquería dándome el tinte cuando un agente de la policía nacional, seguido de una marabunta de cotillas entró preguntando por mí. Después del aturdimiento inicial comencé a llorar en el coche patrulla, pero no era de tristeza, no te lo vayas creer, era de alegría, y me iba diciendo por favor que no sea una broma; por favor, que sea de verdad. Y ha sido verdad. De buenas a primeras se te ocurre suicidarte, sin decirme nada. Manolo, que eres interventor de un banco, vas y te quitas la vida en el archivo, en medio de papeles, polvo y ratas en lugar de hacerlo en la caja fuerte, rodeado de billetes de quinientos euros. Ya que te suicidas, hazlo a lo grande, Manolo.

Estoy aquí delante tuya, porque tu hermana lleva mirándome de reojo todo el día, y esa mirada no presagia nada bueno, Manolo, no la quiero tener con ella. Yo soy una Señora con mayúsculas y no voy a meterme en fregaos con ella en la noche de tu velatorio. Bastante tengo yo encima con lo que acabas de hacerme, Manolo. Me he sentado aquí, en esta incómoda silla, apartada de todos, porque me he acordado de que en televisión echaron una obra de teatro donde una mujer se sienta a hablar cinco horas al marío que acaba de morir. Es una magnifica actriz lo que no me acuerdo es del nombre, aunque lo tengo en la punta de la lengua, es ésa que salió en televisión diciendo que, cuando el picaba el asunto, pues… se alquilaba a uno de esos que… vamos, a un puto, para qué dar más rodeos al asunto. A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Mira si te conozco bien, que me estoy imaginando la cara que estarás poniendo estés donde estés conforme vas oyendo mi intensa charla interior que estoy teniendo contigo. Además, si es verdad, lo dijo en Salsa Rosa, que se buscaba a alguien para quitarle el óxido a su cuerpo.

Otra cosa, Manolo: ¿cómo se te ocurre suicidarte antes de irnos de vacaciones de Semana Santa?, Pues que sepas que la reserva del hotel en Chiclana está hecha y no sé si podrá anularse. Podías haberte matado a la vuelta, así, por lo menos, yo tendría algo de color y no que me ha pillado pálida total. ¡Ay!... para todo has sido siempre igual: muy desconsiderado conmigo. No has pensado ni un momento en mí. Y para colmo de males, la fecha en que se le ocurre matarse al caballero es a finales de marzo, cuando el tiempo está loco y una no sabe qué ponerse, pues no se sabe si va a hacer frío, si no lo va a hacer, si abrigarse mucho, si ponerse poca ropa… Mira que no avisarme, Manolo. Tú sabes que el negro no me favorece nada por muy elegante que sea y yo no tengo ropa negra. Si tú me hubieses avisado, o por lo menos, insinuado algo, pues yo voy al outlet del Corte Inglés me compro unos cuantos trapitos para la ocasión, que yo con este cuerpecito de princesa madurita que tengo a pesar de tener cincuenta y pocos años recién cumplidos, sabes que todo lo que me pongo me sienta bien. Aquí me tienes con un jersey negro de Zara de tu hija y mal peinada. Esto yo no te lo perdono, Manolo. Aunque antes me ha dicho Paquita, la peluquera, que igual puede hacerse una escapadita antes de abrir el negocio para darme unos arreglos en el pelo. Es un cielo esta mujer.

Continuará

© Miguel Urda

3 comentarios:

T.M. dijo...

jajajaja, madre mía qué mujer, no me extraña que Manolo se suicidara....qué intriga, a ver como acaba la cosa.
Besos.

Loli Pérez dijo...

Miguel un relato muy divertido, con un personaje muy peculiar.
Quiero seguir leyendo.

Abrazos
L;)

Alforte dijo...

Jajaja
Enhorabuena Miguel, delirante relato, menuda SEÑORA!!!!. Aunque parezca una exageración, el mundo esta lleno de seres con el grado de empatía de esta señora.
Me encantó...esperando la resolución (encontrará un modelito adecuado?, quedará contenta con el peinado de Paquita?)
Te mando unos bsitos inspiradores.