10/07/2010

¿Tú te lo puedes creer?




- Y ¿te gusta viajar? –le pregunta él.
- Sí mucho, -responde ella, dejando el vaso de agua en la mesa-. El último viaje que hice fue con mi exmarido hace dos años. Hicimos una ruta por Granada y la Costa del Sol. Fuimos a ver la Alhambra. ¡Qué bonita! Nos costó seis euros a cada uno entrar a visitarla. Después paseamos por la ciudad y una cerveza con una tapa nos costó dos euros. Estuvimos en Mijas, pero no montamos en burro-taxi porque era muy caro, diez euros por un paseo de veinte minutos; nos parecía un robo a mano armada. En Marbella fuimos a Puerto Banus, me asombró el ver tantas tiendas de lujo y aun así, sabiendo que todo era excesivamente caro entramos en un bar de moda y pedimos una Coca-cola para los dos, asombrados nos quedamos cuando el camarero nos dijo que era cinco euros. Nos gustó mucho Málaga y la cantidad de monerías que hay en la tienda del museo Picasso, eso sí con unos precios prohibitivos.
- Pues sí, un viaje interesante –comenta su interlocutor poniendo mayor énfasis en la última palabra–. ¿Y haces mucho que estas apuntada a la página de contactos?
- Desde hace dieciocho meses. He quedado con varias personas y ninguna ha querido repetir el encuentro.
- ¿Llevas mucho tiempo buscando pareja?
- Desde el día después que mi marido se marchó de casa. Yo me dije “María Esperanza, que el mala-persona de tu marido te haya dejado no es motivo para que tú estés triste y la mejor manera de quitar la mancha de mora es con otra mancha” y así que aquí estoy.
El camarero trae la ensalada mixta que ha pedido la señorita y el entrecot a la pimienta, muy hecho, para el caballero. Pregunta si desean algo más, a lo que la señora responde negando con un rápido moviendo de cabeza y el anfitrión pide otra copa de rioja.
- ¿Sabes? –Dice la chica– a mí no me gusta beber. Se me sube muy pronto a la cabeza. Y además, las bebidas con alcohol son más caras e incluso las que no llevan alcohol como la Coca-cola que depende donde la compres hay mucha diferencia de precio. En el Lidl te cuesta la botella de dos litros 1,95 euros y en el Día 1,85 y si la compras de su marca es casi cincuenta céntimos más barato. Son diez céntimos de diferencia, ya sé que no es mucho, –dice la joven ante la cara de incredulidad que pone su parteen— pero es que vas sumando de aquí de allí y no veas la cantidad de dinero que te ahorras a final de mes.
Su interlocutor asiente con la cabeza sin dejar de masticar, por lo que ella aprovecha para continuar hablando.
- Tenía muchas dudas de quedar contigo, porque me has citado en un sitio de la ciudad que no conocía. Y eso que siempre he vivido en esta aquí. Pero no soy de moverme por estos lugares. Yo soy más llanota, más de pueblo. ¡Ojo! Que no es que no sepa comportarme ni estar en un sitio como Dios manda, que para eso fui a un colegio de monjas.
- Pues no es un sitio muy caro –responde Alfonso–. Es una casa de comidas de trabajadores con un menú de diez euros al mediodía y por la noche platos a la carta.
- Un menú de diez euros ¿no crees que es caro? Es que yo soy más bien de comer en casa. No hay nada como la comida casera
- Desde luego, como la comida casera no hay nada – contesta él, pero no me negarás que comer algún día fuera no está bien—. Darse un capricho de vez en cuando no esta mal.
- Sí, pero es que la vida no esta para hacer despilfarros en vano –le objeta María Esperanza.
- ¿La edad que pones en tu perfil es la auténtica? Sabes que en estas cosas de Internet se miente mucho –pregunta Alfonso.
- ¡Por quién me tomas! Te recuerdo que me he criado en un colegio de monjas, soy cristiana y creyente y es pecado mentir. Tengo 34 años.
- Pues no lo aparentas –responde él, rápidamente intentado quitarle importancia al asunto–. Yo tampoco he mentido tengo los que dice la página de contactos, treinta. Por cierto, ¡Qué pulsera más bonita que llevas!
-¿Te gusta?, —responde ella toda ilusionada. Pues no te lo vas a creer, es de H&M, la encontré en liquidación y me costó 1,50 Euros. ¿A que parece plata de verdad?
- Sí, sí –dice él acercando su vista a la muñeca de ella donde le muestra la pulsera—. Es bonita, además hace juego con tu pelo, esa media melena rubia.
- Pues no te lo vas a creer, -vuelve a repetir ella- pero no es mi pelo, bueno, no es el color natural de mi pelo. Es teñido. Verás te voy a contar un secreto, cuando quiero cambiar de look me fijo en las revistas de moda y fíjate si soy apañada que no me gasto ni un céntimo comprándolas. Como soy amiga de La Pepi que limpia la peluquería de la esquina al lado de casa los domingos, mientras ella está en su tarea yo estoy ojeando las revistas y como soy muy inteligente pues me quedo enseguida con las tendencias de moda y las aplico a mi misma.
- ¿Con cuantas personas me has dicho que has salido, desde que tu marido te dejo? –pregunta Alfonso.
- Ya he perdido la cuenta. Pero más o menos suelo quedar con alguien cada diez o quince días. Y ya estoy un poco cansada, porque unos quieren sexo rápidamente, otros tienen niños y tú no sabes el gasto que supone tener un niño tal y como esta el mundo de caro hoy en día; otros no saben qué quieren, y ninguno piensa que yo llevo intenciones muy formales, intento buscar novio para después dar el siguiente paso que es el matrimonio, porque que me haya fallado un hombre no significa que todos sean iguales.
Una vez tuve una cita con un amigo de mi exmarido. Él estaba muy cambiado en la foto y como yo no tengo foto porque hay que pagar, vino un poco a ciegas. Nos quedamos los dos mudos cuando nos encontramos en la esquina que nos habíamos citado. Yo llevaba mi bolso hippie y él sus botas vaqueras de piel de serpiente. No había duda, yo era yo para él y el era él para mi. Aún así pasamos un buen rato, fuimos a dar un paseo y tomamos un refresco en el bar del Parque que lo pago él. Lo peor fue cuando le pregunté por mi ex y me dijo que había vuelto a enamorarse, que había conocido a una estupenda chica y ya estaban esperando un bebé, pero sobre todo lo que más me dolió fue que dijese que me había dejado porque yo quería más al dinero que a él. ¿Tú te lo puedes creer?

© Miguel Urda

3 comentarios:

Loli Pérez dijo...

Miguel, muy conseguido el tono irónico en este relato.

Y la foto dan ganas de comérsela!!

B7s
L;)

T.M. dijo...

Como la vida misma.
Me ha gustado mucho.
Saludos.

maria dijo...

Conozco a más de un personaje asi...
Muy bueno Miguel