3/10/2014

Diario de una novela. Miserable.


Soy un miserable a la hora de escribir. Han leído bien, miserable. Cuando me refiero a miserable lo hago refiriendome a que exprimo al máximo el papel que tengo delante para que quepan más letras. Todos sabemos que una de las posiblidades que ofrece Word es una capacidad infinita de folios en blanco que, por más que escriba, siempre habrá un folio más que llenar de palabras. Entonces ¿para que ahorrar en esta cuestión?
En la primera escritura suelo poner el interlineado en modo simple y los margenes los coloco a dos -y a veces algo menos- para que así me dé la impresión de que escribo menos. Es una forma de autoengaño fácil, ver cómo se llenar el folio de palabras para que cuando llegue la hora de corregir no sea un texto inferior a lo que pensaba que tenía escrito. Una vez que tengo escrito el folio, que con esta medidas suelen contar con un promedio de ochocientas cuarenta palabras, lo adapto al formato necesario para una lectura, impresión y corrección, que suelen ser márgenes de tres centrimetros e interlineado a uno y medio. Es sorprendente ver cómo casi se duplica el tamaño de un texto en un folio del que apenas tenía escrito medio. Es un autoengaño, lo sé, pero a mi me funciona.

© Miguel Urda. Texto

Foto. Google

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Adelante, Miguel, que esa novela quiero leerla ya.

Javi

Anónimo dijo...

Adelante, Miguel, que esa novela quiero leerla ya.

Javi

Pablo Vázquez Pérez dijo...

Gran truco, yo esto de aprovechar papel lo hago para imprimir varios micros en solo un folio, rollo ecológico y eso. Saludos.