3/23/2025

La extraña, Sándor Márai: la llaga de la sociedad








Sándor Márai no rebusca argumentos para nutrir sus novelas, parte de hechos simples y que están presentes en la sociedad. En este caso es un hombre, a punto de entrar en el medio siglo, con una carrera de profesor de estudios orientales en París, abandona a su mujer e hija para irse con otra. Pero, la cuestión es cómo lo ve la sociedad, un hecho que a ojos vista todo el mundo se lo puede recriminar, mientras que en los interiores de cada vida es algo más tolerado o quizás, menos cuestionado. 

Un tema moral, o como la sociedad del momento acepta el hecho, podría ser la línea que atraviesa la novela, y pienso que sí que por ahí va lo que el escritor quiere contar, una serie de cuestiones ideologicas que forjan al individuo, pero que desconoce su misión o cómo sustentarlas. El protagonista, Viktor Askenasi, emprende un viaje por el Mediterráneo para intentar solventar unas cuestiones morales que le llevan atosigando bastante tiempo. Lo cual se traduce en la culpa como un primer elemento que construye la novela; la felicidad que puede ser duradera, eterna o solo es efímera;

El profesor se rodea de personajes que forman el decorado de los momentos de su vida, pero que no le resuelven nada, todo lo contrario, le incitan a un viaje, que más que ser geográfico profundiza en ciertas cuestiones morales en las que está envuelto. Es una bajada al infierno que le hace daño a sí mismo, al intentar buscar respuestas a preguntas cuya incertidumbre no lo deja vivir y que solo le afecta a él, pues su mujer tiene otra forma de ver la vida (más acomodaticia), la amante no se cuestiona nada y solo vive el momento y su hija es un elemento más fruto del matrimonio que es para lo que se crea una familia: asegurar la descendencia.

Una novela redonda, pero a la vez extraña, al estar llena de dudas sobre la condición del ser humano, ¿es maleable?, ¿sus hechos están justificados?, ¿el matrimonio ¿es necesario?, por citar algunas cuestiones que surgen de la diversa amalgama de esta lectura. Una diatriba muy suculenta que forma el escritor húngaro a través del profesor: alguien que enseña, pero no consigue aprender de la vida. ¿Qué es lo que esta quiere enseñarle? ¿Por qué? ¿Por qué? y ¿Por qué? Todo para reflejar que hay una frágil línea que delimita la locura de la cordura, pero escrito con una maestría que no dejará indiferente a nadie.

Márai es Márai, por eso nunca defrauda.


©Miguel Urda Ruiz

Texto y fotografía





3/17/2025

Ella pisó la Luna (Ellas pisaron la Luna), Belén Gopegui: una carta en femenino




Y digo bien cuando título esta recensión como una carta en femenino, porque pienso que es así. Bajo el cobijo del formato de conferencia, impartida en el CaixaForum de Madrid, en el año 2019, y en el ciclo Ni ellas musas ni ellos genios, Belén Gopegui se adentra con Ella pisó la luna en la cicatriz social para mostrar el desequilibrio entre ambos géneros, pero motivado o justificado en el matrimonio de sus padres. 

Una vez que te adentras en la lectura, te das cuenta de que no aporta nada nuevo que la sociedad no sepa o sea consciente de ello, sino que entra en la esfera privada de su vida. Es un ejercicio individual de mostrar al público algo que considera que debe saber y se intuye un cierto poso de resquemor o de queja, pero sin llegar a ser un ajuste de cuentas. Y ahí radica el quid del asunto: no profundiza en ningún tema en concreto. Habla de aspectos de la mujer que la llevan a ser relegada al hogar, poniendo como ejemplo a su madre, que tuvo que cuidar de la casa y de sus hijas (una con discapacidad) mientras que al marido le otorgan un puesto relevante en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial que colabora con la NASA. Es decir, la mujer a la casa y el hombre a trabajar. Se puede estar de acuerdo o no con esto; sin embargo, es lo que imperaba en la época franquista.

 Sobre dicho tema hay una cantidad ingente de literatura y ensayos, pero Gopegui no aporta nada nuevo, solo muestra el sacrificio de la mujer en pos del reconocimiento del hombre. La mujer, si tenía que trabajar, era en puestos triviales para el hombre, pero esenciales para la sociedad, como podían ser: enfermeras, maestras, dependientas… Lo cual provocaba un sentimiento de culpa al intentar destacar y tener una valía propia. Porque había una cosa clara: la mujer se sacrificaba por amor a los hijos y al marido, es decir, a la familia. (Aspecto no integrado totalmente en la sociedad de hoy en día, pero es otro punto a debatir en otra ocasión). 

Dentro del libro, se percibe material para profundizar en el tema central y hacer un trabajo más exhaustivo y de notable calidad. El texto editado por Random House va acompañado de fotografías del álbum familiar. Sabemos que el hombre pisó la luna, pero la mujer conquistó su propio espacio aportando la sabiduría que otorga la "leche materna", como reflejó Helene Cixous. Belén Gopegui desnuda una parcela de su intimidad, pero es demasiado tupido el velo para poder ver algo nuevo.

                                                                                                       © Miguel Urda Ruiz, Texto

                                                                                                                 Fotografía Internet

3/11/2025

Amsterdam, Ian McEwan: una moral social bajo el acorde de una sinfonía




La historia lo sostiene desde tiempos inmemoriales: en público las virtudes y en privado los vicios. Sin entrar a destripar el argumento, es la línea en que Ian McEwan (www.ianmcewan.com) desarrolla en Amsterdam (sin tilde por ser nombre extranjero en este caso) y que cuestiona los principios morales de la sociedad británica, aunque es perfectamente traspolable a cualquier otra. 

Una novela que comienza en alto, con el funeral de Molly Lane (¿un guiño a Joyce?, ¿intertextualidad?), una mujer de costumbres amorosas atípicas y los cuatro hombres más importantes de su vida allí presentes, aunque la historia toma a dos como epicentro de la narración. Un director de periódico y un compositor de música, ambos en un momento de decrepitud de sus vidas. A raíz de esa situación asistimos a una serie de hechos que refleja la idiosincrasia del ser humano y lo despoja de cualquier atisbo innecesario para hacer ver que está compuesto y se nutre de sus propias miserias. 

En la novela abundan los acontecimientos que te arrojan a un vacío como lector, facilitando su lectura, pero que carecen de emoción. Asistes a ellos, aunque no te impregnas o implicas, bien porque al estar narrada en tercera persona no provoca un acercamiento o que te decantes por ningún personaje. McEwan nos muestra que la sociedad británica del último tercio del siglo XX está corroída, corrupta y enferma, pero a su vez deja patente que no es algo nuevo, pues está sostenida por esos pilares. 

Sin embargo, bajo la narración subyace la cuestión sobre el grosor de la línea que traspasa la moralidad del ámbito privado al público e incluso si existe, y cuál es su definición. Desde que se publicó el libro, en 1998, la sociedad ha cambiado muy deprisa, y el nacimiento de las redes sociales estaba muy próximo, son empresas que pugnan por hacer público lo que siempre ha sido de puertas para adentro y dónde todo vale por incrementar el número de seguidores. 

La excusa de un funeral, momento muy bien logrado para constelar toda la trama donde los hechos de los personajes inciten al lector a juzgarlos o no: la amistad, el político, el dinero, la credibilidad de un medio de prensa, así como la muerte y la finalidad que esto conlleva. Nada es aleatorio. Todo está perfectamente encajado en la novela, incluso el título que parece estar de adorno no es como aparenta. Ahí radica el quid del buen escritor. Que el lector sepa encajar todas las piezas al final de la narración. 

Para mí queda una duda: ¿cómo sería la novela hoy en día con las redes sociales de por medio?

© Miguel Urda Ruiz

Texto y fotografía


3/05/2025

Hannah Arendt y el siglo XX, Dorlis Blume (eds.): la rebeldía de pensar




Hannah Arendt y el siglo XX es el catálogo que se publicó en el año 2022 a raíz de la exposición en el Deutsches Historisches Museum (DHM) de Berlín sobre la autora y dicho siglo. En España la ha publicado Paidós, en la edición de Dorlis Blume, Monika Bool y Raphael Gross, conjuntamente. Es una obra que nos permite acercarnos a una de las filósofas que más ha profundizado en el ser humano a través de diecinueve artículos escritos por autores de diversas índoles en diferentes aspectos sociales, pero destacados dentro de su ámbito profesional o cultural y que, sin ser una biografía, establece una semblanza homogénea de su vida y los hechos que impregnaron y configuraron su forma de pensar. El libro se complementa con una serie de fotografías que nos acercan a su esfera privada y que están fuera de las imágenes más conocidas de la autora, siendo publicadas por primera vez en esta edición. 

El prólogo comienza con una afirmación que convierte al lector en depositario de un interrogante pasivo: ¿podría entenderse el siglo XX sin los postulados y conceptos que definió Hannah Arendt? Cada lector sacará su propia conclusión, eso está claro y además es necesario, pero una cosa es notoria: sin las formulaciones de la escritora estadounidense (consiguió la nacionalidad en 1951), el siglo XX estaría carente de dos conceptos fundamentales, como son ”la banalidad del mal" y "la dominación total o totalitarismos". 

El libro-catálogo nos aparta, pero a su vez también nos acerca, a los temas que vertebraron su obra, como puede ser Eichmann o la condición humana, aunque no entra a cuestionar dichas opiniones, sino que muestra la capacidad de elaborar el pensamiento y de analizar términos y hechos políticos, así como históricos, donde la filósofa manifestó su opinión: la bomba atómica, segregación racial en Estados Unidos, el feminismo, el movimiento estudiantil, el sionismo, la amistad, la situación de los refugiados, el antisemitismo, los totalitarismos, la identidad judía… 

Cada autor, de forma amena, habla sobre un aspecto de la vida de Hannah Arendt, ya sea a nivel profesional o privado, aunque salvaguardando esa parcela de privacidad para no caer en una literatura superficial. En todo ello, con premeditación o no, subyace la figura de "la mujer”; ya que fue una mujer y “judía” que vivió en primera persona la Alemania nazi, así como el sentir del emigrante y la que marcó la pauta sociológica y/o antropológica sobre la condición del individuo desde los albores de la humanidad, y lo que ha movido al hombre desde los primeros hechos datados hasta la actualidad es la contienda. 

Las conclusiones que saco de esta lectura son que las heridas sociales de la guerra no cicatrizan, solo intentan camuflarse con tiempo. El siglo XX repite y calca hechos y que, en efecto, Hannah Arendt es un pilar fundamental del pensamiento de la centuria pasada; sin ella estaría huérfano.

© Miguel Urda Ruiz

Texto y fotografía