
Su trabajo le hacía manejar constantemente retoques de sonrisas, miradas, arrugas...
Una noche su cuerpo le pidío satisfacer uno los instintos más básicos del ser humano. Se fue a la calle donde sabía que hallaría lo que buscaba. Lo encontró. Y en la complicidad, intimidad y derecho que otorgan 30 Euros le preguntó: ¿por qué tienes la mirada triste?
Una noche su cuerpo le pidío satisfacer uno los instintos más básicos del ser humano. Se fue a la calle donde sabía que hallaría lo que buscaba. Lo encontró. Y en la complicidad, intimidad y derecho que otorgan 30 Euros le preguntó: ¿por qué tienes la mirada triste?
Miguel
Miguel, felicidades, este microrrelato es EXCELENTE!
ResponderEliminarUn beso,
sigo teniendo la mirada triste,mis dibujos lo delatan, ya lo sabes...pero hoy me has hecho sonreir....besos osito guapo
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