
Cuando le presentarón a su nueva compañera de trabajo, como siempre, él se enamoro al instante.
Tras mucho insistir, ella accedió a una cita.
El se esmeró en todos los detalles: rosas, champagne, fresas, luz tenue, música suave…
La noche estaba siendo increíble.
En el momento más íntimo de la velada él la llamó por el nombre de su ex mujer.
Tras mucho insistir, ella accedió a una cita.
El se esmeró en todos los detalles: rosas, champagne, fresas, luz tenue, música suave…
La noche estaba siendo increíble.
En el momento más íntimo de la velada él la llamó por el nombre de su ex mujer.
©Miguel Urda
Tantos preparativos...para al final fastidiarlo. Aunque tampoco se debería dar tanta importancia a estos detalles, es lógico si se ha compartido mucho tiempo con una persona, y tendríamos que ser más tolerantes con estas meteduras de pata. Si se repiten mucho...la cosa cambia, jejeje.
ResponderEliminarSaludos.
Lo que pueden arruinar unas simples palabras pronunciadas en el momento menos indicado...
ResponderEliminarBuen Micro, Miguel
B7s
L;)
OOOOPPPSSSSS desliz! ;-) El subconsciente juega malas pasadas.
ResponderEliminarBsote
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