- ¡María, ven!
Ella, en ese momento al oír el grito de su marido, dejó lo que hacía en la cocina y acudió apresurada.
- ¿Qué quieres? –le dijo ella.
- ¡Dame un besico! -le dijo él en tono cariñoso e inocente.
- ¡Pero qué tonto eres! – le dijo ella mientras le daba un beso en la mejilla.
...
A pesar de que llevaban casados casi cincuenta años, ella no terminaba de acostumbrarse a las bromas cariñosas de su marido.
Miguel
Un amor envidiable...
ResponderEliminarUn beso,
¡Qué bonito!! Me cambiaría ahora mismo por esa María... ¿tu no?
ResponderEliminarUn besito, brujo