Soy consciente de que tendré opiniones desfavorables en mi contra sobre lo que voy a decir de este libro que entra por los ojos, sin duda alguna. La literatura está plagada de personas que hablan, que dicen, que compartieron, que fueron amigos, conocidos, cónyuge, amantes de tal o cual escritor. Sin embargo, llega un momento donde esa relación traspasa una línea porque la sensación que se percibe es que se puede sacar unos réditos de dicha amistad, y más cuando el autor/a ha fallecido.
Carmina. Correspondencia es un libro profusamente editado, y publicado por la editorial Tres Hermanas, mostrando una faceta privada de la vida de Carmen Martín Gaite y Julián Oslé, basado en la "excusa" de una larga e intensa amistad. Publicado en el año 2024 como un avispado pre-adelanto de todas las publicaciones que este año (2025) están viendo la luz, motivadas por el centenario de su nacimiento.
Al incluir e intercalar objetos personales (postales, fotografías, caligramas, recortes periódicos...) que atestiguan esa amistad, y la estancia de Martín Gaite por la costa gaditana, no hay que exigirle más, su lectura es amena e incluso curiosa. Es el testimonio de una amistad. Y esa es la excusa, mostrar una parcela de la intimidad para acercarnos más a la escritora. Aristas o trozos de su vida privada al descubierto. Como testimonio, sí, pero para mí subyace un interés peregrino en "demostrar que eran amigos" cuando la verdadera amistad no necesita mostrarse. ¿A quién quiere asombrar? Es posible que sea al propio autor.
No lo voy a negar, he disfrutado contemplando –todos tenemos algo de voyeur– el intercambio de correspondencia. Pero quien conoce un poco la figura de Carmen Martín Gaite, sobre todo a través de sus obras, puede apreciar que no aporta nada nuevo. Su forma de ver la vida y la literatura (o la literatura como una forma de vida), lo generosa que fue con sus amigos, la etapa más nefasta de su vida motivada por la muerte de su hija. Me quedo con un sabor agridulce que no consigo aclarar: amargo porque desvela una parcela demasiado íntima para reflejar una amistad, y que podría llevar a pensar si a la autora le hubiese gustado semejante exposición de su privacidad, y dulce, pues nos muestra que bajo esa escritora subyace una mujer cuyo propósito fue vivir.
No obstante, me remito a las palabras que Carmina dijo en alguna ocasión respecto a su vida: "Quien quiera conocerme, que lea mis novelas".
© Miguel Urda Ruiz
Texto y fotografía
No hay comentarios:
Publicar un comentario