7/19/2024

Un artista del mundo flotante, Kazuo Ishiguro: el horizonte del pasado


Leer a autores de oriente, en este caso un autor japonés, aunque vive en Reino Unido desde los seis años, supone que no siempre se consigue traducir toda la esencia que tiene la novela en su versión original. Con Un artista del mundo flotante,de Kazuo Ishiguro, la historia engancha, plantea una ambigüedad narrativa que me gustó y hace que la lectura sea amena, pero noto que falta algo en su prosa que no termino de entender.

El autor narra la historia del pintor, Masuji Ono, en la última etapa de su vida y rememora su vida a través de encuentros con amigos, compañeros y familia. La historia comienza recién acabada la Segunda Guerra Mundial y de forma somera refleja que sobrevivir en la posguerra fue más difícil que vivir en la propia guerra. Para finalizar, cuando Japón comienza a recobrar la hegemonía mundial que aún sigue sustentando, desde 1950.

A través de la visión del artista nos muestra la decadencia de unas costumbres o tradiciones ancestrales cercenadas por la nueva situación a la que se enfrenta el país en favor de occidente (Estados Unidos) y la figura del propio pintor que está definido por varios conceptos como bohemio, trasnochador y vago. Así muestra el declive de los llamados barrios flotantes, cuyo fin tuvo lugar a finales de los años cincuenta, y era un compendium del placer. No obstante, echo en falta una introspección hacia el propio mundo flotante. Ishiguro pasa de puntillas por ese ambiente, lo cual considero desaprovechado, a favor de una mirada sobre el arte y de su consideración en la sociedad.

Lo que resalta es la forma de contar los motivos de los que se nutre la literatura desde sus albores. Ishiguro recurre a conversaciones con amigos y compañeros de profesión, a lo largo de su vida, así como a la familia –ver como no se fragua un matrimonio concertado a favor de uno por amor e intentar la redacción de un informe social sobre su familia– y sus relaciones. El progreso reflejado a través de nuevas construcciones y con gran envergadura que va en detrimento de los locales antiguos y regidos por una persona donde la confianza y el trato es lo que impera.

La editorial Anagrama suele fallar pocas veces. Aquí no lo hace, y considero que es una buena novela y que sirvió para ir cimentando la carretera narrativa del autor japonés, consagrada con el Premio Nobel en 2017, pero considero que la dificultad de trasladar los sentimientos y sensaciones que entrañan la sociedad nipona no es fácil.

© Miguel Urda Ruiz

Texto y foto


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