La tercera reunión tuvo lugar la víspera de Navidad y a ella acudieron los principales mandatarios de los países más importantes del Mundo. Dada la importancia de la reunión, el lugar se mantuvo secreto y los medios de comunicación hacían elucubraciones sobre dónde se estaba celebrando; que si habían creado una nube especial para el encuentro, que si en una cápsula isobárica camuflada en un océano indeterminado, que si habían habilitado un volcán insonorizado para ello, que si el Papa les había dejado unos aposentos invisibles del Vaticano… Todo eran especulaciones. Pero la cuestión era que el día de Navidad se acercaba y no había caído aún ningún copo de nieve.
Un poco antes del veinticuatro de diciembre, por fin hubo un comunicado oficial firmado por ambas partes. Habían llegado a un acuerdo: la nieve seguiría siendo insípida, sin colorantes y conservantes, garantizando la exclusión a aperturas de nuevos mercados de sabor olor u experimento alguno; la calidad de la nieve continuaría siendo la establecida desde tiempos inmemoriales y no se rebajarían los niveles de producción tal y como se les habían propuesto en la última sesión de la Cumbre Asimétrica de Nuevas Producciones Climáticas.
Como clausula especial venía que el día de año nuevo los hombrecillos que fabrican la nieve provocaría una nevada especial donde irán reflejadas copos con los colores del arcoíris, declarando los políticos este tema como "Asunto Reservado de Estado “.
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© Miguel Urda