"Empezar una novela es meterse de lleno en un laberinto cuya salida siempre se esconde tras una cortina de dudas". Mercedes Salisachs
De siempre la he tenido perfectamente localizada, una carpeta de color amarillo mostaza intenso, colocada en el último anaquel de una de las estanterías del cuarto del ordenador. Lleva mucho tiempo en ese sitio y ha habido veces que libros, papeles, revistas, etc. la han querido ocultar, pero siempre un pico, un borde,… intentaba sobresalir para recordarme su existencia.
Hace una semana me armé de valor y la cogí entre mis manos. Con mi irregular letra y un rotulador azul un día escribí “notas novela”. Me ha sorprendido su grosor, la imaginaba más delgada, aunque no son muchos los folios que realmente hay escritos, sino muchas notas, ideas, esquemas,…
Debo ser sincero y decir que me provocó miedo y volví a colocarla en el sitio de donde la cogí. Me puse a otros menesteres aunque en la cabeza no paraba de rondarme. En un acto de valentía fuí a por la carpeta de nuevo. Me senté en la mesa del comedor y comencé a leer folios, post it, cosas subrayas, a tomar nuevas notas. Estuve casi tres horas sin levantar la cabeza de los papeles.
Estos días he ido percibiendo como Lola, Álvaro y Ricardo –personajes principales de mi novela- han ido tomando la palabra otra vez. Han reclamado mi atención quizás porque saben que ahora estoy escribiendo de forma diferente, porque los nuevos conocimientos literarios que he adquirido tengo que aplicarlos y porque creen que ahora puedo expresar lo que quieren decir de una forma correcta.
Me he marcado un horario para intentar hilvanar todas las notas que tengo e ir dando forma a estos folios en forma de novela. Ya he pasado unas cuantas horas con el procesador de textos suprimiendo, añadiendo, corrigiendo, leyendo, releyendo, agregando, tachando… -¡bendito Word, que buen invento! Todo esto me produce inseguridad, miedo, dudas… pero me gustan las cosas difíciles y a ello que voy.
Igual próximamente vuelco aquí un trozo del primer capitulo, mientras tanto quiero compartir mi miedo con vosotros y espero que no pueda conmigo.
Os iré informando de los avances de Lola, Álvaro y Ricardo.
© Miguel Urda