Casi todo mi círculo de amistades, así como las personas de mi alrededor saben que me gusta madrugar, aunque algunos me tachen de loco por ello. Como estoy intentando recuperar el ritmo del único deporte que he practicado de forma más o menos regular toda mi vida, el correr, y que últimamente tenía aparcado, todas las mañanas, sobre las 7.30-8.00, horas me bajo a la playa a practicarlo. Pero mientras cojo y no cojo la resistencia voy intercalando carreras cortas con paseos a paso ligero.
Hay quien piensa que a esas horas la playa está desierta, pues
NO, pensamiento erróneo. A esa hora puedo decir que en la playa hay “
overbooking” y quizás pueda parecer exagerado pero es así. Voy a describir brevemente el paisaje de personas que me encuentro a lo largo de una hora y media de ejercicios que da para mucho, mucho, mucho.
El primer elenco de personajes que me encuentro son las
amas de casa, quienes, tras poner al marido el café del desayuno y
largarlos pa trabajar, se van a caminar. Casi siempre van en pareja y charlando. Creo que de todos los grupos que voy a exponer, por aquí, éste es el más intenso y sobre el que más puede escribirse. Igual un día vuelco aquí algo sobre ellas, pero de momento solo voy a dar pinceladas. Las amas de casa salen a caminar para pensar que hacer al marido de comer, para intentar perder esa barriga que les distorsiona un poco el torso; pues ellas no estan gordas, solamente es barriga,… En este paseo, son ellas mismas, sin nadie que las condicione para caminar más, menos, vestirse de tal o cual forma. Son una parte muy importante
de la sociedad para tenerlas en cuenta y un nivel máximo como fuente alimentación creativa.
Después me encuentro con los pescadores de caña, quienes están salpicados por todo el recorrido. Los más mayores suelen darte los buenos días, a los más jóvenes parece ser que no les enseñaron buenos modales. Siempre he admirado la paciencia de estas personas al estar, horas y horas, mirando una caña y su movimiento, signo de que han pescado algo.
Otra serie de personajes que hallo en mi recorrido matutino son los señores que sacan a pasear al perro –no quiero pensar que la señora eche al esposo tan pronto de casa- y los hay de todas las edades y estados civiles, desde el recién casado- el cual no se atreve a decirle a su flamante esposa que no saca al perro- hasta más mayores, donde parece que el orden se invierte, que es el perro quién saca el amo a pasear.
En el recorrido paso por un hotel de lujo y con acceso directo a la playa. La que gente que me encuentro es de diferente
estatus, salen: a caminar por la playa vestida de calle, con ropa cara y zapatos de tacón (las
señoras) Ambos llevan una piel color salmonete, producto de haber estado el día anterior expuesto a la barbacoa, digo al sol. También los hay que salen a correr o hacer algo de deporte y su forma es diferente, bien claro lo proclama su ropa: zapatos, pantalones, camisetas, gafas de sol… todo de marca y caro, vamos, que podría decirse que son modelos de ropa deportiva. También hay mucha gente que a esta hora de la mañana hace deporte por aquí, pero con ropa del “
decathlon”. Y estas personas –yo incluida- podrían definirse como las personas que venimos a practicar deporte y a apreciar un poco el mar. Y hay tipos de todas clases, gente que se deja la piel corriendo, otros que no pueden levantar el pie a los dos metros…
Durante este recorrido hay muchos más personajes que me encuentro:
parejitas que buscan la
playa para… fotógrafos en busca de la foto perfecta del amanecer, adolescentes que casi no han acabado la noche… Pero todos estos personajes, posiblemente, tengan cabida en otra entrada de blog.
Miguel