Sarampión, gripe A, plagas, corrupción… ¡Dios cómo estaba el periódico! , no se podía leer ni con una ebriedad de grado máximo. Por más páginas que pasaba todas de lo mismo. Intento buscar una palabra suave para calificar el diario pero el eufemismo más delicado que encontró fue: basura. Casi se planteó que era mejor dejar de comprar el periódico diario, solo sería cuestión de acostumbrarse a no tenerlo, aunque ya lo había intentado alguna vez, pero para él esa rutina diaria adquirida hace mucho tiempo era como una droga: pasar las hojas con el olor a tinta aún fresca acompañado de un café en el bar de toda la vida, saborear los titulares, las noticias sin resaltar… A través de él había vivido muchas cosas: el cambio de régimen político, de gobiernos. No le gustó mucho cuando cambiaron la cabecera, pero se acostumbró en seguida a ella… sin embargo últimamente estaba perdiendo la ilusión por la prensa escrita; había tomado mucha relevancia el sensacionalismo, la noticia amarilla… La única página que le hacía retomar el interés, era la página dedicada al relato, y que tenía por nombre “relatos en blanco” en ella los lectores podían escribir un cuento, un relato, no muy extenso. Se había publicado en esta sección verdaderas joyas literarias del relato corto e incluso algún autor había comenzado su andadura profesional por aquí. Ese día el relato tenía un nombre extraño, lo cual le provocó una curiosidad más incipiente “serendipia sin final”. Comenzó a leer…
Miguel
6 comentarios:
Miguel,
Felicidades, el texto está muy bien escrito y quiero leer más...
No tardes mucho, que ya mismo estaré desconectada por vacaciones.
Un besazo,
PS. Yo también leo la prensa a diario.
Escribes muy bien.
Enhorabuena.
excelente ejercicio para mejorar la ficcion.
saludos
Miguel sigue escribiendo.
Saludos.
Si tomaré vino.
gracias por tu comentario.
Muy propio.
Brujo, te superas cada dia... me gusta mucho!!
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