El anuncio del periódico era escueto: “Se necesita persona para hacer el muerto en horario de oficina. Bien remunerado". Obtuve el puesto sin traba alguna.
Cuando firmé el contrato observé que había una clausula que exigía inmovilidad absoluta.
Cuando firmé el contrato observé que había una clausula que exigía inmovilidad absoluta.
© Miguel Urda, texto
© María Ureña, fotografía
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