La Corte Suprema de la Imaginación le dio sesenta días a la Princesa para que hallase un nuevo marido si quería seguir manteniendo el trono, en caso que no lo encontrase el poder pasaría a su eterna rival.
Sin dilación alguna la princesa colgó un anunció en Internet con los requisitos que debían reunir los candidatos. La noticia traspasó la frontera local, pueblos, incluso mares y montañas.
Cada noche a las doce en punto comenzaba a recibirlos. Vinieron hombres de todos los lugares y estratos sociales –funcionarios, parados, reyes destronados, príncipes herederos, magos, médicos, sacerdotes camuflados…- cada uno esperaba su turno impaciente y todos decían creían reunir los requisitos que la princesa exigía.
Una noche quedaron todos los candidatos sorprendidos al ver llegar a la cruz roja y sacar en camilla un cuerpo sin vida de los aposentos de la princesa, pero todo quedó olvidado cuando se dio paso al siguiente candidato.
El tiempo apremiaba pero la princesa no parecía muy apurada por encontrar el candidato perfecto para ser el príncipe consorte, sino todo lo contrario, parecía disfrutar cada vez más con la interminable fila de candidatos.
El penúltimo día antes de expirar el plazo pidió ante la Corte Suprema de la Imaginación que le concediese una ampliación del plazo de búsqueda para conseguir marido.
El Tribunal no le concedió la moratoria solicitada por la bella princesa, sino todo lo contrario le pidió que fuese más flexible con los requisitos de los candidatos. Le recordaron que tenía cuarenta y ocho horas para encontrarlo y que difícilmente podría encontrar a una persona que le hiciese gozar ocho veces seguidas en la misma noche.
© Fotografía María Ureña
© Texto Miguel Urda
5 comentarios:
Miguel, un cuento de princesas con final sorprendente. Intentaba elucubrar cuáles serían los requisitos necesarios para ocupar el puesto...
P.D.:(por pedir que no quede)
Abrazos
L;)
Una pena que Antonio David, ex Guardia Civil amigo de mordida ajena, no leyera el anuncio.
Buen cuento, Don Miguel. Una princesa exigente, sin duda.
Un abrazo,
Jeje, qué mujer, No sé, me pensé era una metáfora de la Oficina de Empleo, pero veo que no. Te he leído mejores relatos, claro que el de hoy es muy exigente, busca personajes menos ambiciosos. Nos leemos
No veo mi comentario, ¡blogger está loco! en fin, te decía que es un cuento muy divertido con una "princesa" bastante exigente.
Besitos
Por un momento pensé en presentarme pero rebajarme a ocho en una noche es intolerable. Por menos de diez no me presento. Me gustó el cuento y el castillo de la foto me suena. Un abrazo.
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