Que
dos vertientes culturales, como son pintura
y escritura, se den la mano es algo común y repetido infinidad de
veces a lo largo de la historia. El caso de Las historias secretas
que Hopper pintó (Icaria editorial) no va a ser menos. Es un
libro basado en una serie de relatos donde la autora, Erika Bornay,
nos deleita con diecinueve relatos inspirados en cuadros de
este pintor estadounidense.
Hay
quien dice que es fácil hablar
−criticar, opinar, disertar...− sobre un cuadro, pero adentrarse
en el mundo de un lienzo, y aún más,
en la hierática atmósfera que Hopper consigue transmitir en sus
cuadros, no es fácil. Pintar un cuadro
es contar, es narrar,... es la parte diseccionada de esa
historia que el pintor quiere mostrarnos y en cierta medida
hacernos cómplices de ellas. Para este libro la autora ha tenido que
adentrarse más allá del propio cuadro,
ha tenido que inventarse diecinueve
historias, mimetizarse y darle coherencia a texto y cuadro,
para que no desentonen.
Relatos
que comprenden desde una historia de amor femenina, hasta el
asesinato de un marido, pasando por un padre incapaz de demostrar su
afecto hacia su hijo, la soledad…
El
libro se lee sin dilación ninguna, con una lectura fácil, amena y
agradable para el lector.
La
autora ha conseguido que como lector me acerque al papel, al hecho,
el motivo, a la secuencia de cada cuadro y por lo tanto a cada
historia. Como lector inquieto y curioso me ha llevado a preguntarme
¿cómo ha sido la trama?, ¿la elaboración de cada relato?, ¿cómo
ha inventado esa historia para ese relato? ¿que
le ha llevado a asociar tal dibujo a una muerte, a un
desencanto, a una traición...? ¿como ha
inventado esa historia? ¿qué parámetros han sido los decisivos
para aplicar esa historia a tal cuadro? ¿por
qué esos cuadros?.. por
que. ese trabajo, que el lector no lo percibe existe, se lo
puedo asegurar.
Erika
Bornay, profesora de Arte de la Universidad de Barcelona, nunca
llegará a la categoría de autora de relatos como Roth, Aldecoa,
Millas o Munro,.... Tiene publicados varios ensayos y la novela Los
diarios de Fiona Courtauld. Este
es su primer libro de relatos. Y ha conseguido que sea un un
libro totalmente recomendable, para introducirte sin dilación alguna
en el mundo de Edward Hopper y en la realidad estática del preciso
instante de lo que el artista quería retransmitir.
Estoy convencido que si Hopper leyese el libro, estaría
totalmente de acuerdo con las historias que Erika Bornay ha creado
para hacer la simbiosis con sus cuadros.
Un
gran trabajo, para un buen libro que
gracias a la exposición de Hopper del Museo Thyssen Bornemiza en
Madrid, ha vuelto ver la luz en las librerías.
©
Miguel Urda
4 comentarios:
¡Excelente crónica, Don Miguel!
Me apunto el libro en mis pendientes.
Un abrazo,
Miguel, me apetece un montón leerlo, después de esta reseña, la pintura y la escritura suelen hacer buen equipo, al nutrirse la una de la otra.
Abrazos
Me ha gustado mucho tu entrada, Miguel, sobre todo esas preguntas que te haces y que estoy seguro que te vendrán muy bien investigar para tu propia creación. No he leído el libro. Me ha sorprendido tu frase "nunca llegará". Me alegro de que nos acerques autores. Venga, nos leemos.
Se te da muy bien la crítica literaria, este comentario sobre el libro de Erika Bornay está perfectamente redactado e invita a comprarlo y devorarlo, yo lo voy a hacer!
Un abrazo y cuídate por Madrid
Jose María
El Caravanserai.blogspot
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