4/27/2024

De mar a mar, R. Chacel- A. María Moix: El sentimiento de una admiración



La distancia, a veces, es el refugio de la soledad, en este caso compartida a través de la escritura. Bajo el título De mar a mar, la editorial Comba recoge una nutrida correspondencia entre Rosa Chacel y Ana María Moix, comenzada por esta última en 1965 dada la admiración que sentía por la autora vallisoletana. 

A través de las sucesivas cartas descubrimos dos personalidades muy distintas: Moix, una joven estudiante en los primeros años de Universidad, mientras que Chacel es ya una mujer curtida en la vida y víctima del exilio. Sin ningún tipo de reparos cuentan lo que quieren contar, aunque a veces, confiadas en la intimidad que les confiere esta relación epistolar, tal vez abusen de cierto tono empalagoso que les provoca la nostalgia, la distancia y la admiración recíproca. Sin embargo, la calidad y extensión de la prosa de ambas, difiere mucho. Nos encontramos con una Rosa Chacel que parece ejercer de madre (confesora, preguntona...) y por otra parte de la joven catalana, que busca un referente a seguir. 

Dos contrapuntos entre dos mujeres que a su vez muestran el vivir de cada día, así como la cotidianidad de dos países: España y Brasil. Por un lado nos encontramos con la represión estudiantil; la dificultad para publicar dada la censura existente, y que se encontraba en su mayor apogeo; los miedos que provocaba la juventud; el grupo de amigos –y que se consolidarán como una generación de grandes literatos en la España postfranquista–. Mientras que por otro está la poca repercusión de una autora consolidada en su país; el miedo a escribir o mejor dicho el miedo afrontar la escritura de una novela y como se debe abordar su escritura; la situación del exiliado, el cine, la quebradiza salud de A. Moix; los consejos de la vida, el cine, París, el mar... Temas que pueden parecer simples o comunes, pero que no son ajenos a la vida cotidiana. Y sobre todo cuando la distancia provoca ansias de noticias.

Es un libro que permite reflexionar sobre la amistad. ¿hay que conocerse en persona para ser amigos? ¿Cuándo se acaba una amistad? ¿Se vuelve a ser amigos después de un silencio o una ruptura? La correspondencia acaba de forma abrupta en 1975 quedando más dilatado el intercambio de epístolas conforme transcurren los años y que deja en el aire si las dos mujeres llegaron a conocerse en persona o no. Quedan las ganas de saber más de cada autora e incluso de adentrarse por separado en el mundo narrativo de cada una de ellas. 

© Miguel Urda Ruiz

Texto e Imagen




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