Soy un
miserable a la hora de escribir. Han leído bien, miserable. Cuando
me refiero a miserable lo hago refiriendome a que exprimo al máximo
el papel que tengo delante para que quepan más letras. Todos sabemos
que una de las posiblidades que ofrece Word es una capacidad
infinita de folios en blanco que, por más que escriba, siempre habrá
un folio más que llenar de palabras. Entonces ¿para que ahorrar en
esta cuestión?
En
la primera escritura suelo poner el interlineado en modo simple y los
margenes los coloco a dos -y a veces algo
menos- para que así me dé la impresión de que escribo menos. Es
una forma de autoengaño fácil, ver cómo se llenar el folio de
palabras para que cuando llegue la hora de corregir no sea un texto
inferior a lo que pensaba que tenía escrito. Una vez que tengo
escrito el folio, que con esta medidas suelen contar con un promedio
de ochocientas cuarenta palabras, lo adapto al formato necesario para
una lectura, impresión y corrección, que suelen ser márgenes de
tres centrimetros e interlineado a uno y medio. Es sorprendente ver
cómo casi se duplica el tamaño de un texto en un folio del que
apenas tenía escrito medio. Es un autoengaño, lo sé, pero a mi me
funciona.
©
Miguel Urda. Texto
Foto.
Google
3 comentarios:
Adelante, Miguel, que esa novela quiero leerla ya.
Javi
Adelante, Miguel, que esa novela quiero leerla ya.
Javi
Gran truco, yo esto de aprovechar papel lo hago para imprimir varios micros en solo un folio, rollo ecológico y eso. Saludos.
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