1/01/2025

La playa de los locos, Elena Soriano: las aristas de una sociedad




Mujer y cultura, o mejor dicho, y escritora en una dictadura. Lo dijo el ganador de la contienda, al finalizar la Guerra Civil "la mujer volverá al hogar". Aunque hubo mujeres que sí lo hicieron, y además, también escribieron historias, como fue el caso de Elena Soriano. Autora olvidada durante mucho tiempo y cuya producción narrativa está a la espera ser reeditada por una editorial que la rescate del olvido (desde aquí hago un llamamiento a Bamba editorial cuya labor está siendo muy notable en reeditar a escritoras relegadas al ostracismo). 

Playa de los locos es una novela que me provoca antipatía, pero a su vez me contagia de alegría, pues viene acompañada de unas aristas que la literatura exige para ser consideraba una buena obra, así como de otras que la desdeñan y que denotan el paso del tiempo y como ha cambiado la forma de escribir también. Escrita en 1954, la novela no pasó la censura y cayó al olvido hasta 1986 que la publicó la editorial Plaza & Janes, con un prólogo de la autora donde cuenta las vicisitudes que vivió con la novela y el detrimento que supuso en su confianza como escritora. Publicada en un solo volumen junto a Espejismo y Medea, bajo el título de Mujer y hombre, cuya temática es la relación que provocan ambos géneros, aunque con argumentos diferentes. En esta recensión solo hablaré de La playa de los locos. 

Al leer la novela uno se pregunta en lo que pudo ver la censura para no darle el visto bueno a su publicación y puede ser porque la historia que narra Elena Soriano es atrevida para la época. Trata de una mujer que se va sola de vacaciones a un pueblo costero de la zona asturiana y que se enamora de un hombre. Un amor cuajado a base de silencios o interpretaciones equívocas. Hasta ahí el argumento inicial, pero la autora además juega con el presente y el pasado, pues la protagonista vuelve al lugar donde supuestamente fue feliz, aunque no hay que olvidar que los recuerdos se manipulan a nuestro antojo o capricho y en la forma que nos interesa. Nos presenta un lugar donde despuntan los primeros turistas, pero que permite ver la vida de los habitantes de un pueblo marítimo que hasta que se descubrió el turismo vivían de espaldas al mar, asimismo no presenta aspectos sociales de la vida cotidiana de un país salido de una guerra: forma de vestir, de comunicarse, los medicamentos usados, pero sobre todo la moralidad del momento que deja patente que el diferente no es bien visto y lo castigan, o lo apartan si es contrario a las ideas del régimen. 

No obstante, la narración peca, en exceso quizás, de acotaciones o explicaciones que van más acordes con la forma de escribir del momento que decir que esté mal narrada. Elena Soriano es conocedora del lenguaje y que denota una cultura muy superior a bastantes colegas de su época. La novela presenta una estructura muy bien pensada y desarrollada sobre una idea muy concreta de lo que quiere narrar, demostrando valentía para el momento que le tocó escribir. La playa de los locos no defrauda, todo lo contrario, provoca una reacción de sorpresa al ver como una mujer sigue sus impulsos y, en cierta medida, desperdicia su vida, dejando elementos sociales de la época que al día de hoy nos resultan extraños o lejanos, como por ejemplo, tener que esconderse o irse a lugares apartados para poder besarse con la persona amada.


© Miguel Urda Ruiz

Texto y fotografía


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