La autora coreana, Han Kang, ha sido galardonada con el último Premio Nobel y ya se sabe que la Academia no da puntada (premio) sin hilo. Su decisión ha llenado horas en los medios de comunicación y se han escrito cantidades ingentes opiniones sobre ello, pero solo hay que leerla para saber el tino del galardón. Con muy pocos títulos publicados, la escritora coreana refleja una prosa que deja patente la visión de la mujer en Corea del Sur y cómo la tradición pierde valores a favor de la occidentalización, permitiendo realizar preguntas sobre la forma de ser del individuo.
Hay una teoría naturalista que dice que el aleteo de una mariposa se resiente en su polo contrario y es lo que ocurre con La vegetariana al tomar una decisión. A raíz de que la protagonista de la novela, Yeonghye, decide hacerse vegetariana, asistimos desde tres puntos de vista a las repercusiones que provoca su decisión en su mundo más próximo. Esa es la base en la que se construye la novela ¿quién está capacitado para decidir respecto a otra persona? O ¿por qué no se respeta? El ser humano es egoísta y toma decisiones sobre lo que mejor le puede venir a él cuando es un elemento tangencial y no el quid de la cuestión.
La narración comienza en alto. ¿Por qué molesta tanto que la protagonista se convierta en “vegetariana”? Es la idea que está en la cúspide de la historia, pero el trasfondo es muy jugoso. Temas como el patriarcado, la opresión de la mujer, el límite entre realidad y ficción, y el paso del tiempo están presentes. Todo lo que está a su alrededor sufre un cambio. Su marido, su cuñado y su hermana. Un trío de narradores que emanan como si fuesen ramas del tronco que es la protagonista al querer volver a la tierra y que ven sus vidas trastocadas.
Y subyace varios interrogante ¿Por qué no se le permite seguir con lo que quiere ser?¿Padece una enfermedad la protagonista? La respuesta inicial podría ser por una cuestión de salud, pero no, los verdaderos veganos saben qué alimentos deben ingerir para tener todos los nutrientes en su cuerpo. La escritora coreana transmite un hilado de tramas sociales que están presentes y sobre todo que no aceptadas por su sociedad. Publicada en el año 2007, ha sido a raíz del premio cuando ha atraído en forma masiva al público. Su prosa es llana y cercana a cualquier lector, lo cual conlleva un doble mérito: entretener, por un lado, y sacar conclusiones sociales, por otro.
© Miguel Urda Ruiz
Texto y fotografía