7/22/2009

RELATOS EN BLANCO

Cómo ejercicios literarios una amiga me propone un párrafo a continuar, palabras para formar una historia, un texto para opinar... En esta ocasión es así, ella me ha dado cinco palabras -las que están en negrita- y yo he desarrollado este texto. ¿Qué os parece?




Sarampión, gripe A, plagas, corrupción… ¡Dios cómo estaba el periódico! , no se podía leer ni con una ebriedad de grado máximo. Por más páginas que pasaba todas de lo mismo. Intento buscar una palabra suave para calificar el diario pero el eufemismo más delicado que encontró fue: basura. Casi se planteó que era mejor dejar de comprar el periódico diario, solo sería cuestión de acostumbrarse a no tenerlo, aunque ya lo había intentado alguna vez, pero para él esa rutina diaria adquirida hace mucho tiempo era como una droga: pasar las hojas con el olor a tinta aún fresca acompañado de un café en el bar de toda la vida, saborear los titulares, las noticias sin resaltar… A través de él había vivido muchas cosas: el cambio de régimen político, de gobiernos. No le gustó mucho cuando cambiaron la cabecera, pero se acostumbró en seguida a ella… sin embargo últimamente estaba perdiendo la ilusión por la prensa escrita; había tomado mucha relevancia el sensacionalismo, la noticia amarilla… La única página que le hacía retomar el interés, era la página dedicada al relato, y que tenía por nombre “relatos en blanco” en ella los lectores podían escribir un cuento, un relato, no muy extenso. Se había publicado en esta sección verdaderas joyas literarias del relato corto e incluso algún autor había comenzado su andadura profesional por aquí. Ese día el relato tenía un nombre extraño, lo cual le provocó una curiosidad más incipiente “serendipia sin final”. Comenzó a leer…

Miguel

7/19/2009

PARECE QUE FUE AYER



Caminaba por la calle atrapada entre la prisa de la gran ciudad y el sonido de la canción que sonaba desde el interior de un coche, a un nivel alto, inmerso en un atasco. Comenzó a caminar más lentamente y tararear la letra. Era increíble lo frágil que podía resultar el recuerdo para salir a flote cuando algo le hiciese revivirlo. Y le extrañó que alguien la fuese escuchando, cuando no fue una canción comercial ni número uno de los cuarenta principales o programas similares, además ya tenía unos cuantos años.


“Parece que fue ayer
cuando nos vimos.
Parece que fue ayer cuando nos conocimos.
La lluvia ya borró de nuestros labios
esa loca pasión de aquellos años.”


La canción y el chico llegaron a la par y por casualidad a su vida. Y ya se sabe lo que tienen los comienzos del amor: palabras bonitas, proyectos, encuentros locos, horas de teléfono… Él supuso todo para ella. Ella se entregó a él por completo. Conocerle “fue como despertar de un raro sueño”, aunque sabía que en el amor una parte se entrega más que otra.


“parece que fue ayer cuando nos vimos.
Parece que fue ayer cuando nos conocimos.
Tu mundo en mi jardín se hizo pequeño.
Fue como despertar de un raro sueño.

Y hubo un día, amor, que di todo por ti:
por tus besos, tu aroma, tu forma de sentir.
Y hoy me cuesta aceptar que todo terminó.
Parece que fue ayer cuando nos vimos.”


¡Cuánta verdad dice esa canción! Cómo se transforma el amor. Era consciente de que en la vida todo tiene un principio y un final; incluso el amor tiene fin, provocando un mayor o menor daño.


“No te puedo negar que me hizo daño.
Soñamos para luego despertarnos.
De pronto, formas parte de un pasado,
al mismo tiempo dulce, pero amargo.

Nunca imaginé
que te podría perder.
Nunca te olvidaré.
Parece que fue ayer
cuando nos vimos.
Parece que fue ayer cuando nos conocimos
Parece que fue ayer que tanto nos quisimos”.




Aceptar que todo había acabado no fue lo que más daño le provocó.

Y hoy ya forma parte del ayer, de un ayer donde tanto lo quiso y donde la letra de una canción marcó el guión de una relación. Porque lo que más le dolió fue que él no fuese capaz de afrontar los hechos:
su cobardía.


Nota: ‘’Parece que fue ayer’’ es una canción que pertenece al álbum Contigo me voy, de Rosario Flores.
Miguel

7/16/2009

Madrugada Local.


Le puso las esposas y la ató al cabecero de la cama. Con la pistola le apuntó en la sien, despacio, lentamente, le fue pasando la pistola por la cara hasta colocarle el cañón en la boca a la vez le decía palabras duras: ¡Qué puta eres! ¡Te vas a enterar! ¡Lo que has hecho no tiene perdón!...
En los ojos de ella el miedo era latente.
-Por favor, por favor, déjame yo no he hecho nada. No he hecho nada.
El comprobó que la pistola estuviese cargada.
-¡Puta! ¡Eres una puta! Me la vas a pagar. Con un gesto brusco, le abrió la camisa y dejo al descubierto un sujetador negro que trasparentaban unos pezones muy apetitosos. Le pasó la pistola por los pechos, primero por el izquierdo, después por el derecho, volvió al centro. Introdujo el cañón de la pistola entre el sujetador y la piel y tiró para él, soltando el sujetador y dejando al aire los pechos
- ¡Puta! Eres una putita barata.


¡Dios, cómo me ponen de cachondo las películas porno que echan de madrugada en el canal local!


Miguel

7/04/2009

Hay veces que...

Que complejo son los problemas ¿no? ¡Cuantas vueltas le damos! Cómo nos bloquea la mente, nos desconcentra de nuestras tareas diarias, no nos deja dormir. Lo analizamos por activa y por pasiva, de derecha al revés, de tantas formas que no es posible verle o encontrarle solución alguna. Y es que a veces somos nosotros quienes nos obcecamos con ello que somos quienes lo agrandamos o lo empequeñecemos. Desde dentro las cosas tienen un cariz diferente a lo visto desde fuera, pero hay veces que pensamos tanto que complicamos las cosas, por ello aquí os dejo un cuento zen que probablemente nos ayudara a tener una visión diferente de los problemas para poder resolverlos.

"Erase una vez un emperador que quería escoger como primer ministro al más sabio, al más avisado de sus súbditos. Tras una serie de pruebas difíciles, sólo quedaron en liza tres competidores:
“He aquí el último obstáculo, el último reto –les dijo-. Estaréis encerrados en una habitación. La puerta estará provista de una cerradura complicada y sólida. El primero que consiga salir será el elegido”.
Dos de los postulantes, que eran muy sabios, se sumergieron inmediatamente en arduos cálculos. Alineaban columnas de cifras, trazaban esquemas embrollados, diagramas herméticos. De vez en cuando se levantaban, examinaban la cerradura con aire pensativo y volvían a sus trabajos con un suspiro.
El tercero, sentado en una silla, no hacia nada. Meditaba. De repente, se levantó, fue hacia la puerta y giró la manilla: la puerta se abrió y él salió".