8/31/2010

31 de agosto


Hoy acaba el mes estival por excelencia. Mañana la rutina y normalidad vuelven a hacer acto de presencia en casi todos nosotros. Yo no iba a ser menos, a pesar de que todavía sigo padeciendo la inmensa apatía que el verano provoca en mí.


No es fácil retomar el hecho de escribir y poner la mente a trabajar tras varios meses de inactividad, pero me he dicho “lo siento hasta aquí has llegado, Miguel”. Voy a hacer como los programas de televisión o radio al inicio de la nueva temporada dar un cambio a mi blog, un lavado de cara. Comenzaré el mes con una entrada titulada “detrás de una mirada” , que será de carácter semanal, en concreto cada lunes –a excepción de mañana- y donde en colaboración con la fotógrafa María Ureña comentaré una foto de su colección; por otro lado intentaré seguir en mi línea creativa de relatos o recomendación cuando lea algo que merezca la pena compartir.


Han sido unos meses de creatividad y calidad paupérrima, y me doy vergüenza a mi mismo cuando echo un vistazo a lo escrito y volcado aquí en estos meses. Pero es algo que no se producirá más veces. Esté en Alaska huyendo del calor (ver entradas anteriores) o esté por aquí el próximo verano, no se repetirá. Os lo aseguro.


Quiero dar las gracias a mis seguidores y lectores fieles que a pesar de saber que no pasaba por mi mejor etapa literaria habéis seguido leyéndome o comentándome, por escrito o de palabra, (Loli Pérez, Ineluky, Alforte –no me he olvidado de tu relato de la plancha-, Clara del Valle, Javi Dos y Javi Tres…) y también dar las gracias a los nuevos integrantes o seguidores quiénes me han dado un poco de optimismo para poder hacer trampas al verano y ponerme a exprimir la bombilla de mi creatividad (Ignacio, Fernando, Mery, …)


Gracias a todos por dedicar unos minutos de vuestro tiempo a leer las cosas que pasan por mi cabeza.

Nos vemos mañana, uno de septiembre.


© Miguel Urda

8/24/2010

Apuntes de París


Leyendo un pequeño, pero interesante libro de Fernando SanMartin he encontrado un párrrafo en el cual me identifico completamente, aquí os lo dejo para que saqueís vuestras propias concluiones.

Miguel Urda



… Estoy decidido a no ser un haragán. Me he propuesto escribir. Sé que la vida es muchas veces una sesión quirúrgica, el boxeador que espera el próximo golpe. … Algunas noches escribo como un barman preparando sus cócteles. Otras veces escribo como un cobarde en un territorio minado. Porque lo peor es cuando uno se siente solo. Entonces la escritura no es el bebedizo que me hace olvidar. Se me acercan las preguntas como zorros hambrientos. La escritura es una tea de fuego con la que logro alejarlos. Pero no siempre es así.
Con la escritura descubro cómo soy. Fuera antifaces. Fuera aspavientos. Fuera cerrojos que una coloca en puertas inventadas. Pero la escritura es una ejecución. Y en ella, qué curioso, uno es víctima y verdugo a la vez.

Apuntes de París
Fernando San Martín

8/18/2010

El silencio oxidado de una roja circunferencia


…Tengo dudas, muchas dudas pero no sé como responderlas. Tengo miedo, tanto de enfrentarme a mí como a ti, y a todo lo que me has provocado últimamente, aunque ya no estoy tan enfadado contigo incluso diría que existe una cohabitación pacífica entre nosotros. A veces siento como me faltan las ganas de luchar contra ti, tienes unas raíces tan bien asentadas que difícilmente conseguiré eliminarlas.


Hay días que me cuesta vivir y cuando lo intento veo que mi vida esta dirigida por una rutina abocada al vacío. He intentado mirar atrás, al invierno que acaba de terminar y sólo veo un espacio de tiempo perdido, tengo que ponerme a rebuscar en las carcomidas capas del recuerdo algo que me haga ver que existió, y que yo lo viví, pero únicamente encuentro el rastro de lo que tú me has dejado.


Sueles ser injusta conmigo por las noches. Te da por despertarme y hay me tienes, vueltas y más vueltas en la cama, aumentado cada vez los dolores. ¿Por qué me haces esto? ¿es consecuencia de la edad? Cuando uno es joven piensa que nada de lo que les ocurre a los mayores les pasarán a ellos. ¡Qué pronto pasa el tiempo! Una vez que cruzas el umbral de los treinta la carrera de cumpleaños se sucede de forma meteórica, los cuarenta, los cincuenta y cuando quieras darte cuentas estas ya jubilado y llenos de achaques. Sin embargo, ahora que dispongo de mucho tiempo libre no tengo tiempo para nada. Tú no me lo permites y transcurres muy lento. Eres jodida hasta para eso, igual resulta que eres una envidiosa y por eso te manifiestas de esta forma, porque de lo que estoy seguro es que tú has llegado a mi vida por algún motivo que seguro descubriré, no suelo darme por vencido fácilmente.




Este fragmento pertenece a un ¿relato largo?, ¿novela corta?,… que intento desarrollar en mi libreta de todo, esta muy, muy en bruto y en cimientos casi. Tiene por nombre "el silencio oxidado de una roja circunferencia".



©Miguel Urda

8/10/2010

Maldito verano


Lo siento. No puedo, no puedo, el verano me puede y mira que lo intento, pero nada, no puedo. Las ideas no quieren fluir, busco por aquí y por allá; miro en notas atrasadas para dar formar a algo y nada, no puedo. Realizo trampas para engañar a la imaginación y esta no quiere caer. No puedo, no puedo. Tengo varias cosas empezadas pero no quieren fluir. La creatividad está de vacaciones. Me estoy planteando muy seriamente el verano próximo irme a Alaska, no es broma el otro día, en un arrebato de odio pleno al verano, me compre una guía que me costó treinta euros. Yo no puedo seguir así. El verano me puede.
Sois bastantes lo que me habéis reclamado alguna entrada, algún relato, un micro, algo… pero nada, lo siento. En verano dejo de ser yo, dejo de ser persona. Tengo todo abandonado, blogs, lectura, cine... Añoro el frío, la lluvia, la caída de la hoja… Sólo tengo ganas de acostarme y que cuando me despierte sea ya invierno. Ahhhhhhhhhhhhhhhhh. Maldito verano.

© Miguel Urda