8/14/2015

Al cobijo del apellido Aldecoa

EL ENIGMA, JOSEFINA ALDECOA

El enigma, última novela de Josefina Aldecoa que escribió y publicó, presenta un argumento simple pero a la vez interesante: Daniel Rivera, un profesor universitario de cuarenta y ocho años, acomodado en su trabajo y en su vida diaria, va a Nueva York a realizar un curso, allí conoce a Teresa y comienza un idilio. Las dudas sobre su matrimonio, sobre lo que le está ocurriendo, el regreso a Madrid, a su infancia, los contrastes culturales y educativos entre ambos países... son los ejes por donde transcurre la novela. Daniel, Berta y Teresa, son los tres personajes que utiliza para desarrollar un buen triangulo sin que ningún lado llegue a encajar en la perfección, para que el lector pueda cerrarlo con su interpretación pero se queda en el intento.
Leí con verdadero placer la trilogía Historia de una maestra formada por dicho título, Mujeres de negro y La fuerza del destino; sin embargo, a pesar de que había cosas que me rechinaban, las dí por buenas, con una calidad literaria notable, con la idea de reflejar la sociedad de un país que obligaba a emigrar al que no estaba de acuerdo con su ideología. Cuando terminé de leer El enigma me cuestioné si estaba leyendo a la misma autora y sí, es la misma escritora porque en el fondo están los mismos temas por los cuales ella luchó y defendió: la educación, la igualdad de la mujer, la crítica a la sociedad consumista, etc. Pero es hasta ahí donde encuentro una similitud con sus primeras obras porque recurre a elementos fáciles para ello: frases cortas, simples, propias de un escritor principiante que no puede narrar con soltura y precisión; cuenta la historia en tercera persona, lo cual conlleva un alejamiento de los personajes sin permitir que nos adentremos en sus sentimientos, los describe pasando de puntillas como si tuviese miedo a profundizar en ellos, no vaya a ser que le cobren vida y se apoderen de la historia. Además se nota demasiado el toque autobiográfico en los ideales de los personajes.
La novela fue publicada por Alfaguara en el año 2002, las comunicaciones no estaban lo desarrolladas que están en el momento actual, dando un toque añejo a la novela, pero que al mismo tiempo gusta ver cómo en el pasado se acordaba para llamar a tal o cual hora, o se escribía una carta, incluso sabiendo que nunca esperaría respuesta: "No eran cartas que esperaran respuesta".
La pregunta que cabe plantearse es de saber si esta novela no hubiera venido avalada por el apellido Aldecoa ¿se hubiese publicado? ¿Qué ocurre cuando el cónyuge se apodera del apellido de su marido o esposa para escribir y publicar sin una calidad digna? ¿Todo es licito?
Soy un lector que intenta sacar siempre el lado positivo o algo de provecho de un libro malo, pero tras El enigma se me han quitado todas las ganas de seguir leyendo a esta autora, a pesar de que tengo unas cuantas novelas pendientes ocupando sitio en la estantería.

© Miguel Urda Ruiz
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