Treinta
de junio. Sí, treinta de junio es el día que marca hoy el
calendario cuando lo he mirado para ver la agenda del día, y he
pensado: "Pero si ayer estaba comprando los regalos de Navidad".
Busco
el planning anual de la agenda y sí, es verdad, compruebo que
efectivamente han pasado seis meses con
sus respectivos días y entonces percibo el sutil pensamiento
de que mañana comienza la cuesta abajo del año y la Navidad esta a
la vuelta de la esquina. Y no crea, lector, que estoy tan loco ni mi
pensamiento es disparatado o ilógico: mañana es Navidad. Solamente
es cuestión de ponerse a hacer cuentas con el calendario por
delante. Julio y agosto pasan volando, con eso de las
vacaciones; de la playa; que si la verbena del barrio o del pueblo;
que si este año ha sido el más caluroso desde... y sin darnos
apenas cuenta nos plantarnos en septiembre lo que significa la
vuelta al colegio; que caro esta todo; que al niño no sé si
apuntarlo a clase particulares de cocina o un curso de astrología
celta; que las vacaciones que cortan se me han hecho; pues no son
adelantados los chinos ni na, que ya han puesto las cintas de
espumillón a la entrada y al volver a mirar el calendario estamos
en octubre, cuyo principal indicador es el cambio de ropa,
con el consiguiente ajetreo que sufre el armario. En el puente del
Pilar las más avispadas compran el marisco porque ya se sabe que
conforme se vaya acercando la fecha todo sube de precio. Mientras
terminamos de adaptarnos a la oscuridad que supone el otoño y la
ropa de abrigo, llega el puente de todos los santos, es decir,
noviembre, y las voces que hablan de que la Navidad esta a la
vuelta de la esquina son bastantes. Ya es más común ver en las
pescaderías de los hipermecados a los matrimonios el fin de semana
comprando el marisco, incluso hay algún reproche sobre la cena más
hipócrita, perdón, familiar: "este año a casa de tu hermano
no vamos" "si quieren venir que vengan ellos"...
Asombrándonos de lo corto que son los días, las llegada de las
lluvias y el frío , y que el próximo años nos vamos a un spa
porque lo planificaremos con tiempo llega el puente o acueducto de la
Constitución, es decir, diciembre. Ahí sí, ahí somos ya
conscientes de que la Navidad esta a puntito de llegar; tiendas
rellenas de gente; el congelador a rebosssar, y los
planes sobre a casa de quién vamos: "ni se te ocurra sentarme
al lado de tu..."; los villancicos en la calle; la lotería,...
, están flotando en el aire; a los pocos días le dan las vacaciones
del colegio a los niños, y de pronto pensamos, pero coño si ayer
era verano y ya estamos en Navidad.
Y es
que es verdad, el tiempo ni corre ni vuela, sino que compite
constantemente con la velocidad de Internet y a mi como me gusta ser
prevenido, por si acaso, voy a ir haciendo la lista de regalos y
localizando la caja del portal de Belén porque... mañana es
Navidad.
©
Miguel Urda Ruiz