3/14/2014

Diario de una novela. Reescribir.


Ayer en clase, en la ronda incial y general de preguntas de como esta la situación de tu novela, salio el tema de la reescritura, de que a veces no avanzamos porque nos dedicamos a reescribir lo escrito la semana anterior. ¿Es bueno o es malo ir reescribiendo? ¿es mejor ir escribiendo sin corregir? Hay opiniones para todo gusto. El profesor nos aconsejo que es mejor ir escribiendo, ir avanzado, ir buscando el camino de la novela para trazarlo, aunque sea con tropezones, con dudas y con interrogantes. Yo soy de la misma opinión, pienso que lo mejor es escribir, escribir y escribir, para tener una primer borrador,una primera versión de lo que quieres escribir. A partir de aqui queda mucho trabajo por delante, incluso me atrevería a decir que más que el de escribir la idea original. Reescribir es el verdadero oficio del escritor.
© Miguel Urda. Texto

Foto. Google

3/10/2014

Diario de una novela. Miserable.


Soy un miserable a la hora de escribir. Han leído bien, miserable. Cuando me refiero a miserable lo hago refiriendome a que exprimo al máximo el papel que tengo delante para que quepan más letras. Todos sabemos que una de las posiblidades que ofrece Word es una capacidad infinita de folios en blanco que, por más que escriba, siempre habrá un folio más que llenar de palabras. Entonces ¿para que ahorrar en esta cuestión?
En la primera escritura suelo poner el interlineado en modo simple y los margenes los coloco a dos -y a veces algo menos- para que así me dé la impresión de que escribo menos. Es una forma de autoengaño fácil, ver cómo se llenar el folio de palabras para que cuando llegue la hora de corregir no sea un texto inferior a lo que pensaba que tenía escrito. Una vez que tengo escrito el folio, que con esta medidas suelen contar con un promedio de ochocientas cuarenta palabras, lo adapto al formato necesario para una lectura, impresión y corrección, que suelen ser márgenes de tres centrimetros e interlineado a uno y medio. Es sorprendente ver cómo casi se duplica el tamaño de un texto en un folio del que apenas tenía escrito medio. Es un autoengaño, lo sé, pero a mi me funciona.

© Miguel Urda. Texto

Foto. Google

3/05/2014

Diario de una novela. Desorden cronológico.


No consigo terminar el capítulo dos. Es como volver insistentemente al inicio de la novela y comenzar a escribir. Decido seguir el consejo de los profesores, seguir escribiendo y ya volveré atrás para atar los flecos narrativos. No puedo detenerme en reescribir algo que seguramente tocaré de nuevo en la reescritura final. El capitulo tres me sale sin dificultad, quizas porque es un cambio de narrador y habla un personaje diferente.
Conforme voy avanzado me sorprendo de los quebraderos que tiene un escritor y que pocas veces los conoce el lector. Escribir el capitulo tres sin tener terminado el capítulo uno o el dos es como querer subir una escalera de mano apoyada en la pared y a la que le faltan los dos primeros peldaños. Esto de escribir la novela sin el orden convencional de los capítulos e ir haciéndolo por partes es algo muy común, igual que en el cine no se rueda una película tal y como la vemos. Lo importante es saber unir lo que se ha escrito antes con lo que se ha escrito después y sobre todo conseguir que tenga una coherencia narrativa acorde con el desarrollo de la novela. No sería la primera ni la última vez que al leer una novela me quedo sorprendido cuando leo algo que no cuaja, bien porque se ha escrito deprisa, se ha trabajado en un capítulo aparte o se ha añadido a última hora.
Tengo todas las anotaciones de los capítulos de mi novela escritas en una hoja de cálculo para no perderme y así sé lo que tengo que escribir en cada capítulo para no perder el hilo narrativo. Es un buena forma de no perderse dentro del tinglado que supone escribir una novela. No obstante, la desorientación suele estar acechando en cada tecla.
© Miguel urda. Texto

Foto. Google