11/16/2009

DESTINO




"Cada uno tenemos nuestro destino y lo único que cabe es
seguirlo y aceptarlo, no importa donde nos lleve".

Henry Miller


11/11/2009

LUZ : NOSTALGICA Y PASIONAL


Nunca he sido un seguidor acérrimo de Luz Casal, si acaso de las canciones que sonaban en la radio; en cambio, sí puedo decir que soy un amante del bolero. Cuando escuché la primera canción de promoción de su último trabajo, me dije: “esto hay que escucharlo, que aquí hay algo bueno”.
A veces el artista busca la canción para su hacer su versión, pero en otras ocasiones ocurre lo contrario: es la canción la que busca al artista, como así ha sido en este caso. El bolero lleva llamando a Luz Casal desde hace veinte años -¡Dios, cómo pasa el tiempo!-. ¿Quién no se acuerda de Miguel Bose vestido de rojo intenso e interpretando el play Back de “Piensa en mí” bajo la voz de Luz en la película Tacones Lejanos? En aquel momento, fue una incursión en un terreno musical donde nunca se había movido, pero, desde entonces, el bolero ha ido tras ella. Y ha tenido que pasar mucho tiempo –con todo lo que ello conlleva- para encontrarnos con esta joya musical: La Pasión, de Luz Casal.
Son once las canciones de los años cuarenta, cincuenta y sesenta que Luz ha interpretado como ella ha querido y el cuerpo se lo ha pedido, que han sido grabadas a la vieja usanza con todos los instrumentos y voz a la vez (además, claramente perceptible cuando escuchas dos tres veces el disco). Una vocalización perfecta (¿cuántos cantantes hay a los que no se les entienden lo que cantan?) y, lo que es evidente, un amor entre ella y el bolero. Una simbiosis perfecta entre ambos. El título viene que ni pintado, pues es un trabajo hecho con pasión y cariño.
El disco es un viaje al pasado: consigue ponerte algo nostálgico y trasladarte al ayer, al tiempo dorado del bolero. Es fácil imaginar un café-teatro de los de antes, lleno de humo, un escenario pequeño donde la orquesta tiene que ubicarse a trompicones y, en primera línea, un micrófono de pie donde el artista dejará pasiones y desengaños al compás de una música suave.
Los ingredientes fundamentales del bolero son dos: amor y desengaño. Y ambos se llevan a los extremos. Cuando se habla de amor, es una amor exagerado, entregado e incluso a veces cansado; y cuando se habla de desengaño, se lleva al extremo trágico, al grado supino del sufrimiento. Todo se puede apreciar aquí: prefiero la ilusión perdida a que me vuelvas a engañar; es la historia de un amor como no hay otra igual; no sé exactamente qué pasó, que todo de repente ya cambio; me envolverán las sombras cuando tú te hayas ido… Estos son trozos de letras de canciones que ya tarareamos la segunda vez que escuchamos el disco, y todos nos pondremos en la piel del que la vive.
Solamente quiero decirles que, por favor, hagasen con el disco, se pongan una copa de su vino (no alejen mucho la botella), algo para picar, una luz tenue, buena compañía a ser posible, acomódense en el sofá o en su sitio preferido, aprieten el botón del play en el equipo de música y prepárense para disfrutar de un viaje a la música del ayer, a la nostálgica de la mano de Luz Casal y su Pasión.




Miguel.

10/23/2009

Chicago, un viaje inesperado



Como algunos sabeis llego unos cuantos dias en Chicago. Estoy intentando volcar una cronica de los primeros dias de mi viaje pero no puedo. El ordenador del ciber del hotel no me deja pasar mis fotos y ando a reganadientas con el teclado (sin acentos, enes, letras cambiadas ...) .

De momento decir que todo va bien. Ayer y hoy ha llovido y la temperatura ha bajado mucho, pero... a mi no me importa el frio me gusta.

Estoy tomando un monton de notas para usarlas a mi vuelta.

Nos vemos pronto.


Miguel

10/17/2009

Dos palabras

Acabo de comenzar un curso de literatura creativa y, como primera tarea, hay que escribir un texto a partir de un “binomio fantástico”, es decir, a raíz de dos palabras elegidas al azar. Mi ejercicio ha desatado diversas opiniones en clase: que he hecho trampa, que no he usado las palabras, que he sido original… Opiniones dispares que me han gustado, pues a veces lo importante es provocar para aprender de lo expresado por otros compañeros. Aquí tenéis el texto. Espero vuestros comentarios u opiniones.



DOS PALABRAS
¡Qué cosa más complicada! Tengo que escribir una historia partiendo de dos palabras que cada alumno ha escogido a su libre albedrío y ha escrito en dos papeles blancos de tamaño no muy grande y de forma cuadrada. Después, esos papelitos han sido doblados tres veces hasta quedar reducidos a tamaño casi minúsculo. A continuación, los hemos introducido en una cesta de mimbre de color marrón oscuro que hemos pasado de mano en mano repitiendo el mismo gesto mecánico cada alumno: alargar el brazo e introducir los dos papelitos en dicho recipiente.
Me pregunto qué palabras habrá escrito cada persona. ¿En qué se habrán basado para escribirlas? ¿Serán palabras que tengan un significado especial para él o ella? ¿Habrán escrito lo primero que se les haya pasado por la mente? ¡Qué variedad de palabras hay en ese cesto! Dos palabras por persona, y somos doce alumnos, lo que hace un total de veinticuatro palabras, casi a una por letra del abecedario, menos mal que no ha sido así, si no, habría sido aún más difícil elaborar una historia. ¿Cuántas historias pueden crearse con esas veinticuatro palabras?
Ahora que lo pienso detenidamente, qué rabia que el profesor haya ordenado escribir dos palabras, podía haber dicho escribid tres y la cosa hubiese sido más fácil, y yo, por ejemplo, con tres palabras, ya hubiese sabido hilar la historia fácilmente, hubiese sido como el bolero “Tres Palabras”: con Tres Palabras te diré todas mis cosas, solo con tres palabras te diré…” ¡Ay!, qué tonto me pongo cuando escucho un bolero. Y es que yo soy muy romanticón y cuando menos me lo espero… zas, me ponga a soñar. Me imagino que las tres palabras que me han tocado son: corazón, rosa y princesa. Qué historia tan bonita me hubiese salido a mí con esas palabras, pero no, el profesor ha dicho que escribamos dos palabras.
¿Qué palabras he escrito yo? Con esta mala memoria, ahora no me acuerdo. ¿A quién le habrá tocado? Esto es parecido al juego del asesino y el policía, donde hay que ir guiñando el ojo, pero con cuidado, para que no te descubran. Me entran ganas de ir guiñando los ojos a mis compañeros para ver si me responden, pero debo estarme quieto; esto no es un juego, esto es algo muy serio: es literatura, aunque dentro de ella hay muchas vertientes, entre ellas el humor. Debo centrarme en mis dos palabras y buscar una historia, algo que unan las dos palabras y que consiga rellenar un folio. Vuelvo a acordarme del Bolero: Con tres palabras te diré cómo me gustas. ¡Mierda! Que fácil hubiese sido escribir una historia con tres palabras, pero no, son dos palabras, dos palabras que no están en ningún bolero, así que, manos a la obra. Quitó el capuchón al bolígrafo, tomo posición delante del folio en blanco. Todo listo para escribir.
Por cierto, se me olvidaba, mis dos palabras para desarrollar una historia son: Amarillo y Crepúsculo.

Miguel

10/12/2009

Recuerdos


Camino hacia el bosque de los recuerdos

"Hay recuerdos que, por mucho tiempo que haya transcurrido, por muchas cosas que hayan sucedido, no podemos olvidar jamás. Hay recuerdos que no palidecen. Hay cosas que permanecen firmes dentro de nosotros como el arquitrabe que sostiene el arco".


Kafka en la orilla
Haruki Murakami.


9/27/2009

Un desafío

Una amiga me desafío a escribir el comienzo de una novela a partir de una frase: las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. Yo lo he cumplido incluso he escrito más de lo acordado. Ahora me gustaría saber que opináis de este primer folio que os doy a leer. Y por supuesto se admiten sugerencias, ideas, criticas... Aunque el planteamiento, nudo y desenlace lo tengo en mi mente.

Gracias por leerlo y esos "posibles" comentarios.


Miguel


Las escaleras se suben de...

— ¡No, ahora no!, Ahora no puedes dejarme así como así.
— ¿Por qué no? –Dice Clara en un tono de voz más elevado de lo habitual.
— ¿Quién eres tú en mi vida para decidir si puedo dejarte o no? —pregunta Fernando con voz firme.
— Soy la puta que un día te acogió cuando tu mujer te echó a la calle al enterarse de mi existencia. Soy la que sufrió que volvieses con ella y no te reprochase nada, soy la mujer a la que le hiciste perder un hijo porque tú no querías más responsabilidades. Soy la mujer que ha estado a la sombra tuya durante quince años. He sido tuya a tu antojo. He vivido cuando tú has querido, he dormido cuando tú has dormido, he suspirado cuando tú me has dejado suspirar y ¿ahora me dices que quién soy yo para decidir algo en tu vida? Y tienes razón: no soy nadie, solo una simple mujer enamorada y entregada a un hombre.
El no habla, solo mira a ella.
—No dices nada. ¿Te duele tanta verdad?
— Nunca te prometí nada.
—Mientes, —exclamo la mujer con voz dura y mirada cristalina— como siempre has hecho. Creo que ya nacistes mintiendo. Pero ahora una mentira más, una mentira menos da igual. No va a cambiar los hechos.
Tranquilízate, cariño.
— ¿Cariño? Ahora soy “cariño”. ¿Cuándo fue la última vez que me llamastes así? ¿Y a tú mujer se lo has dicho alguna vez de corazón? ¿Sabes? ahora me da igual, pero voy a decir algo que no te va a gustar.
En ese momento, ella toma aire, camina unos pasos y se dirige hacia la ventana. Mira a la calle fijamente. Cuando vuelve la cara habla con precisión.
— Un día, al salir del instituto, me fije en una mujer que esperaba, pero no esperaba a ningún alumno. Es intuición femenina, porque me dije a mi misma “es la mujer de Fernando”. Nunca la había visto en persona, solo en las pocas fotos que tú me habías mostrado de ella y la descripción que de vez en cuando conseguía sonsacarte de ella. Conforme cruzaba la verja, ella comenzó a andar hacia mí. Y dijo mi nombre y se presento. “Pero tranquila, no vengo a hacerle daño, solo me gustaría tomar un café”. Y tomamos un café, aunque era hora de almorzar. Pasamos la tarde juntas. Y hablamos, como dice la canción, “hablamos de muchas cosas que el tiempo se llevo” y ese mismo tiempo quien nos ha dado la razón. Y te resultara extraño, pero hemos llegado a ser amigas. Es una palabra difícil de explicar y aplicar pues somos dos mujeres enamoradas del mismo hombre. A raíz de ese encuentro hemos ido descubriendo tus mentiras, tus coartadas, tu forma cobarde de vivir. Lo que más me llamo la atención de tu mujer fue la valentía con que afronto que no eras suyo, que te compartía conmigo. Me explicó cómo supo de mi presencia en tu vida, cómo se las ingenio para averiguar mi trabajo (había seguido mis pasos durante una semana hasta que decidió tenerme cara a cara). Fue una situación tensa, pero hay algo que tú nunca has sabido apreciar de tu mujer ni de mi, somos dos mujeres inteligentes. Comprendimos que ambas no teníamos que ser rivales sino actuar juntas en contra de un hombre. Y tu mujer me puso el ejemplo de la escalera, que varias veces te lo había hecho ver a ti: “las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas”. No te podíamos mostrar nuestras armas. Dos mujeres contra un hombre. Y yo sé que tu desde hace algún tiempo quieres dejarme. Pero yo no te lo voy a permitir. No. De ningún modo.
— ¿Desde cuando os conocéis? –le pregunta él con cierto nerviosismo.— Eso no puede ser verdad.
— ¿Quieres salir de la duda? ¿Por qué no la llamas y le preguntas?
Fernando no dice nada.
Ah, claro, no tienes valor. No me acordaba de ello. Tan difícil no es levantar el auricular, marcar los nueve dígitos de tu casa y preguntarle a Pilar; ¿Oye es verdad que Clara y tu os habéis visto alguna vez? No te atreves. ¿O prefieres que lo haga yo?
— Mientes. Todo lo que sale por tu boca es mentira. Mi mujer y tú no os conocéis. Es imposible. Mientes. Mientes, mientes. Siempre he sabido que eras una zorra.
— Una zorra: déjame que marque el teléfono y para que veas que no te miento ¿cual quieres que marque el de tu casa o el móvil? Quiere que te diga su número particular.
El no dice nada. Intenta esquivar la mirada al sentirse acorralado.
— Callas. Así me gustas. No hablas porque te has quedado atónito. Pero no te preocupes Fernando ambas sabemos que no llegarás muy lejos sin una mujer. Cuando yo te deje — porque ahora soy yo quién te dice que te vayas, quién te deja—, llegaras muy mimoso a tu mujer. Y es posible que ella también tenga una sorpresa para ti. ¿Por qué no vas corriendo a su encuentro? Igual tenemos las dos un plan contra ti. ¿Te imaginas que ella también haya decidido dejarte? ¿Qué harás Fernando? Suplicarás que no te dejemos. Que, por favor, somos el azúcar de tu vida, que necesitas cada mañana para vivir. Cómo nos reímos Clara y yo imitando tus palabras y gestos. A las dos nos decías lo mismo, solo cambiaba el nombre. Te faltaba la imaginación hasta para el amor. Ay, Fernando, que iluso has sido.


To be continued

Miguel


9/19/2009

Tarde de nubes

Ayer al abrir, por obligación, una puerta se agolpó en mi mente veintinueve años de recuerdos. Ha sido tan apabullante el encontronazo con mi pasado que mi nostalgia ha perdido un poco el equilibrio emocional. Para intentar encontrar un poco de estabilidad mental y viendo que el cielo estaba cubierto de nubes, he ido a ver si estas querían echarme una mano con semejante tarea. Aun es pronto para decir si me han ayudado o no, pero lo que si puedo deciros es que el mar, el cielo y las nubes estaban preciosos.

Aquí va una muestra.

Espero que os guste.

La tarde parece más oscura de lo que llegó a ser.

El cielo azul hizo un intento de estar presente.

Hay veces que nos encontramos un

mar de piedras en nuestro camino.


Besos que erosionán.

Nubes gris pequeña copulando
a nube blanca grande.

Nubes grises y alboratadas como mis pensamientos.

Nube gris intentando diluirse en un

azul atardecer pre-otoñal.

Miguel